sábado, 15 de octubre de 2011

UN DISPARO EN EL CORAZÓN

Un día jugando a vivir, el tambor del revolver giró con una bala de ilusión en su interior.
Lentamente el dedo de la vida o la muerte, cuando el destino se paró, presionó el futuro.
Esperó que su cerebro sintiera aquello desconocido pero  nada sucedió. Un juego placentero, un instante, un tremendo subidón, que como vino desapareció.

Jugando a vivir lo intentó de nuevo. Encima de la mesa, balas con distintos deseos esperaban su turno. Escogió una marcada como “prohibida”. Empujó el tambor, la introdujo lentamente, cerró y giró. La ruleta del destino se detuvo. Igual que antes, su dedo tembloroso escribió en el gatillo un deseo.
Pudo oír como el percutor hacía clic, después, nada. Todo negro. Milésimas de segundo después un calor intenso recorría el río de la vida. Su corazón se hizo más grande para soportar el sunami de sensaciones, todo su cuerpo se estremeció.  Como un terremoto el temblor sacudió cada parte de su ser.  Abrió los ojos y nada había cambiado. Seguía vivo, con un disparo en el corazón.

Atravesado su destino por un disparo de amor, una bala prohibida recorría cada rincón y la luz de la pasión le quemaba los labios con el elixir de su piel.  Desde entonces utiliza otro “revolver”, tiene nombre y cada día se dispara la bala prohibida que como una droga tiñe de sentimientos y amor su vida.

Gira el tambor y el click del percutor suena a guitarras, a voz cálida que susurra sentimientos, a suaves caricias, a sexo compartido, a vida. Ahora usamos el mismo ....REVOLVER para jugar a vivir.








Te acompaño al concierto.... como una bala perdida buscando tu corazón entre la gente.




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