miércoles, 28 de septiembre de 2011

SOR ARMÓNICA

En un lugar de nuestra geografía, en un convento de Clarisas, una aspirante a monja, vive con alegría su estancia necesaria para obtener los votos. Escucharla, sentir como transmite su alegría de vivir, aún siendo invidente, resulta reconfortante y hace pensar sobre el verdadero sentido de la vida y la felicidad.

Atrajo mi atención una llamada suya a un programa de radio nocturno, a las dos de la madrugada, desde el huerto del convento donde profesa su fe. Grandiosa su intervención. Su alegría y desparpajo. No tengo idea de su edad. Nos explicó como se puede ser feliz a través de muy pocas cosas. Toca la armónica -últimamente parece que este instrumento me persigue- y entretiene al resto de clarisas, la mayoría mexicanas, en los ratos libres. Otras veces escucha la radio, como hoy, para conocer lo que pasa al otro lado de los muros. Sumamente simpática no le da importancia a su comportamiento y se arranca a tocar alguna que otra pieza, con su armónica diatónica, desde el huerto del convento a los dos de la madrugada. Increíble experiencia para mi y supongo que también para ella. Las clarisas durmiendo... las puertas y ventanas cerradas...y ella, fuera al relente de la noche, nos deleita con su conversación y su armónica... su alegría de vivir... al otro lado de los muros que serán´prisión para algunos y libertad para otros.

Seguro que las clarisas no se aburren. Por las rendijas de las gruesas paredes, de puertas y ventanas, penetra un soplo de aire fresco, aire de cambio y modernidad, desparpajo y progreso ... tienen un regalo divino:  Sor Armónica.

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