jueves, 3 de noviembre de 2011

LAS ISLAS ROSARIO (Cartagena, Colombia)

Islas del Rosario
Situadas a poco mas de una hora en lancha de las costas de Cartaena de Indias, las Islas del Rosario son el paraiso. Hace tiempo, bastantes años, lo eran. Entonces no estaban azotadas por la eclosión del   turismo de hoy en día.

 Son islas coralinas, con aguas cristalinas azul turquesa y sus arrecifes de coral, su fauna marina y la hospitalidad de sus gentes un orgasmo para el espíritu.

En una lancha alquilada para pasar el día, nos dirigimos surcando la tranquilas aguas hasta
divisar los primeros islotes.


De poca altura, no son visible hasta estar muy cerca de ellos. Hay que levantar el motor fuera borda para no dañar el arrecife. Asomados a la borda disfrutamos juntos del calor del sol y el maravilloso espectáculo del fondo marino inundado de colores como esos cuadros impresionistas que tanto te gustan. El mar tiene el color de tus ojos ahora inmensos y coloreados por el reflejo de verdes y azules de Monet. 

Ya en la Isla, en cualquiera de ellas, disfruto con tu caminar por la blanca playa de polvo de coral, donde tus pisadas muestran mi camino, elegido hace tiempo. Observo como destaca tu piel tostada, suave e incitante, en contraste con la luz única del Caribe. No se si es el paraiso de nuestros padres Adan y Eva, pero desde luego se le parece mucho. Y como al principio de los tiempos la tentación del pecado original no deja de rondar mi cabeza. Antes y para distraer tan pecaminosos pensamientos, te llevo a un lugar, una cabaña, donde comer algo más que una manzana.

A la orilla del mar, en cestos, los nativos tienen unas maravillosas langostas. Podemos elegirlas. Coger la que mas te guste. De la mano, como anónimos turistas, nos adentramos en el agua. Las langostas vivas -pobres- esperan su turno. Te muestro algunas esperando tu decisión -cruel decisión- y veo en tu cara un signo de repulsa, que curo con un beso con sabor a sal, a mar, a paraiso, a pecado, a langosta en salsa americana!!! Es deseo...
Les pido a los chicos que me dejen cocinarlas. Quiero hacerlo para ti, alimentar tu espíritu y el mío. Vivir ese día de pecado en el paraiso.


Después recorremos las islas: la del Pirata, los Pájaros, del Tesoro, Caguamo, Isla Grande, todas singulares. Pedimos al patrón un poco de intimidad y nos bañamos desnudos entre las cristalinas aguas. Me encanta sacar las estrellas de mar del fondo, como un regalo temporal, una joya para tus ojos, devolverlas de nuevo sabiendo que han estado en tus manos, junto a las mías, serán para siempre unas estrellas únicas. 

Tumbados en un chinchorro entre dos cocoteros disfrutamos del placer del descanso, después del pecado, la calma, el silencio, el murmullo de las olas, el sol filtrado por las palmas, y tu.














Será un placer recorrerlas de nuevo contigo... ten paciencia.

De vuelta a Cartagena, a nuestro Hotel Tropical....

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