También tiene su parte buena, la que debemos ver e identificar con sus gentes, su delicadeza en el trato, su diversidad de paisajes. En españoles por el mundo, también un programa de TV, pudimos apreciar todas esas cosas que hacen de ese país un paraíso. Las maravillosas ciudades de Jalisco, Tequila, Guadalajara, Santa Fe, Tijuana, Ciudad Juarez, etc. Algunas relacionadas con el mal recuerdo por las barbaridades cometidas en ellas por esos desalmados que se dedican a no ver mas allá del dinero.
Me quedo con la parte buena, sus gentes, su maravillosa comida a la que me introdujo una persona que siempre recordaré: mi amiga Susi, mitad mexicana, mitad española. Los ojos de su padre mexicano, su cara mexicana y su pasión por la comida. Mi relación a lo largo de los años con este país se fue afianzando. Apareció en mi vida otra maravillosa persona, hija de Tijuana, encantadora y muy especial. Ella terminó de enamorarme de México. Me encantan las rolas, me encantan sus mariachis -siempre al menos deben ser siete miembros-, su acento, su música y sus paisajes. No puedo dejar de hablar de su bebida nacional: el tequila. Se extrae de una planta que se llama ágave -parecida al aloe vera- . Se le quitan las hojas y la piña resultante es de donde se extrae el tequila. Las mayores destilerías estan en la ciudad de su nombre.
Como curiosidad en México a lo que aquí llamamos chupitos, ellos les llaman caballitos y se toman poco a poco.
No hay nada más erótico que mi cóctel favorito: Un Margarita, acompañado de una mujer mexicana.
Ya continuaremos con México otro día.
Plantas de Ágave desmochadas, listas para destilar
Charro mexicano.
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