Hace un par de años, cuando empece a retomar mi afición a la escritura, también en Navidad, mi hijo de nueve años comenzó a preguntarme acerca de los Reyes Magos... no tuve más remedio que contarle toda la verdad...
SECRETO
INCONFESABLE
Esa
noche decidió descubrir la verdad. Como siempre hacía cada año,
cada cinco de Enero, se acostó temprano. Pero esta vez se hizo el
dormido.
La
espera fue larga. Ningún ruido, nada. Ni rastro de ellos... no
escuchó camellos, ni dromedarios... absolutamente nada. Sus
sospechas parecían fundadas. Aún así, no convencido, se levantó
sigiloso. Bajó la escalera descalzo, flotando sobre los escalones
sin encender la luz y miró en el salón y la cocina. Nada extraño,
ninguna pista...
-¡En
el garaje!..-pensó-
Siguió
bajando y a través de la puerta entreabierta observó luz. Se acercó
y miró a través de la rendija... En el fondo de su corazón quería
ver a Melchor, Gaspar y Baltasar... pero no. Que desilusión, eran
sus papas.
Le
invadió una gran pena y unas ganas enormes de llorar. Abrió la
puerta con rabia...
-
¡Me habéis engañado.. lo sabía. Ya no soy tan pequeño!.
-¡No
hijo, no! Ven te contaré una historia. Siéntate aquí.
Hace
muchos años, después de visitar a Jesús, Los Magos fueron
perseguidos. Representaban un peligro. habían tomado la costumbre de
visitar a todos los niños para burlarse de Herodes. Le hicieron
creer que todos los años nacían cientos de Mesías. Sintiéndose
amenazado, Herodes montó en cólera y ordenó perseguirlos por todo
el mundo.
Durante
siglos se escondieron de Herodes y sus descendientes, hasta que un
día, a Baltasar, se le ocurrió una idea genial. Reunió a todos los
Magos del mundo y les explicó su ocurrencia:
-"Vamos
a convertir a todos los padres en Reyes Magos para siempre. Así, ni
Herodes ni nadie, podrá jamas acabar con nuestro linaje. Los niños
lo agradecerán toda la eternidad."
-Este
es el motivo por el cual los Reyes Magos somos los padres. Dentro de
nosotros habita su espíritu y su mandato:
Por
eso estamos obligados a guardar su secreto y su recuerdo hasta que
cualquier niño, por su edad, nos lo pregunte. Entonces hay que
hacerle prometer que no lo revelará y que jamás, hasta que sus
hijos le pregunten de nuevo, se lo contará a nadie. A cambio de esta
promesa, a partir de ahora, TU, en posesión de
nuestro secreto, también serás REY MAGO.
-¿Prometes
guardar el secreto y no contarlo a nadie?
-Sí
papa...
Aquella
noche quedó grabada en su mente para siempre por haber recibido el
mejor regalo que nunca imagino: poder hacer felices a otros seres de
este mundo.
Un
relato escrito para todos los padres del mundo.
Mario
Sender
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